miércoles, 9 de julio de 2008

Te ví...

Fué en ése ardoroso instante, un parpadeo amplio, tal vez el mayor de mucho tiempo;
tu presencia, en la puerta de mi casa, porque quería verte, querías verme...
Todos aquellos suspiros errados se esfumaron de repente, cada uno había valído la pena,
entre lágrimas de soledad y de interesantes hipótesis, aparecías con mi dilema resuelto.

Ah! y no me importaba, ni me importa como lo haya resuelto.
El hecho es que era yo quién intenta resolver el tuyo.
Sólo qué ni siquiera sé cual es el
tuyo, y hoy te dije - soy tuyo!

Durante casi todo el tiempo, improvisando volaron las incómodidades...
Para entintar la escena con un particular júbilo.
Y me decías que ,...

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